Los materiales biodegradables acaban descomponiéndose en un corto espacio de tiempo por acción de bacterias y otros agentes naturales, transformándolos en materiales inocuos.
Los materiales biodegradables que accidentalmente llegan a ecosistemas frágiles, no se acumulan y desaparecen, por lo que no generan impactos negativos en el medio ambiente a medio y largo plazo.
Al descomponerse se transforman parcialmente en Dióxido de carbono CO2, que se emiten a la atmósfera como gases de efecto invernadero.